Correr o no correr con lluvia: cuándo las razones no son excusas
Para algunos corredores puede resultar divertido, desafiante, y placentero salir a correr con lluvia. En cambio, otros no contemplan dar un paso (o zancada) al aire libre al menor indicio de cielo gris.
La lluvia parece dividir a los runners y atletas en dos grandes bandos: los que salen como sea, y hasta disfrutan la experiencia de correr y mojarse, y los que no contemplan asomarse a la intemperie cuando el cielo no acompaña.
Entre los últimos, algunos a veces optan por alternativas como entrenamiento indoors en cinta de tener la posibilidad, o alguna rutina de gimnasia, que tampoco viene mal. Pero de mojarse ni hablar.
Y acá viene la pregunta del millón: ¿con lluvia y/o tormenta se debe salir a correr de todas formas? ¿Un atleta determinado debería enfrentar como fuera las condiciones externas y no omitir entrenamientos por mal clima?
Frente a este dilema suele aparecer una idea recurrente: si las carreras no se cancelan por lluvia; ¿por qué cancelar los entrenamientos? ¿No conviene aprovechar siempre que se pueda el mal clima para acostumbrarse frente a una posible competencia en esa situación?
Sí y no de salir a correr con lluvia
Antes que nada cabe aclarar que hay diferencia entre los días de lluvia. Y en una primera gran división debemos destacar la diferencia entre una lluvia de verano y otra invernal. Una cosa es correr con lluvia con 28 grados y otra muy distinta; con 3. El riesgo de enfriarse es muy superior.
Pero la temperatura no es la única condición que le suma respeto a una lluvia. Hay algunas situaciones puntuales en las que es mejor dejar la valentía de lado y quedarse adentro hasta que el clima mejore.
Vientos fuertes
Si el mal clima está acompañado por vientos intensos que pueden volar ramas, techos, y demás objetos como ya ha sucedido en diversos episodios en todo el país que hasta han cancelado carreras, sin dudas la mejor idea será no salir a correr.
Actividad eléctrica
Los rayos también presentan una situación de riesgo importante, con o sin vientos fuertes. Por eso, ante tormentas eléctricas, siempre se debe elegir quedarse al resguardo.
Calles inundadas
Si la tormenta ya pasó pero la cantidad de agua caída fue muy grande, quizás la situación de riesgo persiste. Evitar por completo cualquier calle inundada será la mejor opción para evitar accidentes y/o lesiones.
Defensas bajas
Si no hay tormenta eléctrica ni vientos fuertes ni inundaciones, pero no estamos al cien por cien físicamente; porque estamos saliendo de una gripe u otra enfermedad, exponernos a la lluvia puede ser una mala idea. Salir a correr y mojarse sólo debería ser opción cuando estamos en perfecto estado de salud.
Alerta meteorológica
Si no llueve pero el servicio meteorológico o defensa civil informan estado de alerta, lo mejor será no salir.
Los días propicios para salir
Ahora bien, si nos sentimos fuertes, no hay inundaciones ni vientos intensos ni actividad eléctrica ni alertas, y vamos a salir a correr igual; debemos tener en cuenta estos recaudos:
Prestar particular atención a donde pisar y utilizar el calzado más estable y con mejor agarre que se tenga, evitando las superficies más embarradas y/o resbaladizas que pueden provocar caídas. Otro punto es no abrigarse de más ya que la ropa al mojarse no abriga: pesa y fastidia. Y una vez finalizada la sesión inmediatamente darse una ducha caliente, secarse y cambiarse por completo.
Lo más riesgoso no es correr y enfriarse al correr ya que mientras corremos el cuerpo aumenta mucho la temperatura corporal. El problema es quedarse después con las medias, la ropa, y las zapatillas mojadas.
Nota elaborada por la entrenadora Carolina Rossi (entrenadora Nacional de atletismo, embajadora Fila y corredora).