¿Cuál es la mejor superficie para correr?
No es lo mismo correr en una superficie que en otra. Para las variaciones de terreno, existen recomendaciones. Arena, tierra, asfalto o césped tienen sus pros y sus contras.
1. Asfalto. Son los suelos más estables, pero también los más duros, lo que minimiza las torsiones, como los esguinces de tobillo. Al ser un suelo muy duro, casi no existe amortiguación y se produce un gran impacto en las articulaciones, que puede ser regulado con el uso de zapatillas con buen sistema de amortiguación y absorción de impacto.
Las lesiones más comunes son tendinitis aquiliana, rotuliana, fascitis plantar, periostitis y fracturas por estrés.
2. Arena. En la carrera en arena, ya sea seca o mojada (orilla), la amortiguación es máxima porque el terreno es muy blando y cómodo. No sólo se absorbe la energía del impacto, sino también la energía de la fase de impulso: el esfuerzo que se realiza para levantar el pie es doble y la carrera se vuelve más fatigosa. No es recomendable mantener una corrida por largas distancias, debido al riesgo de lesiones (en especial las tendinosas). La recomendación es usar una zapatilla más bien dura y en ningún caso realizar carreras prolongadas descalzo.
3. Tierra. Al correr sobre este terreno, disminuyen los microtraumatismo que se producen durante el apoyo. Esto se da porque el terreno absorbe parte de la energía de la fase de apoyo y no resta energía a la fase de impulso.
La pisada es bastante estable, con lo cual es uno de los tipos de suelo más apropiados para correr. Es un suelo fácil de encontrar y tiene una baja incidencia de lesiones tendinosas.
4. Pasto. Es una superficie blanda muy compleja, ya que muchas veces se ve pareja, pero al recorrerla posee muchas irregularidades que aumentan las probabilidades de lesiones por torsión, como los esguinces de tobillo. Según las condiciones climáticas, puede estar mojado o con rocío, lo que lo hace propenso a resbalarse. Por lo tanto, las zapatillas recomendadas deben tener un buen sistema de sujeción o agarre en la planta. En la eventualidad de contar con un pasto corto y sin irregularidades, como puede ser un campo de golf, es un terreno ideal para distancias largas, ya que hay un buen equilibrio entre las fases de apoyo e impulso. También es ideal para el comienzo de los planes de rehabilitación de cualquier lesión deportiva.
En la mayoría de las veces no tenemos opción, y entrenamos donde nos cae. Pero el tener referencia del tipo de suelo, nos permite tomar ciertos recaudos. Más para los que recién comienzan.