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Mont Blanc: Alpinista casi pierde la vida en ascenso (VIDEO)

La deportista argentina Paola Ozán estuvo al borde de la muerte en su intento de ascenso al Mont Blanc, en Francia.

Oriunda de la provincia de Córdoba pero radicada en Europa en la actualidad, se encontraba subiendo por la ruta del Papa junto a miembros del Centro Excursionista Caudete cuando casi ocurre una tragedia.

El grupo estuvo integrado por Paola Ozán, Francisco Albertos, Javier Olmedo, Sergio Medina, Jonás Tecles, Elena López, Luis Adrián Serrano (Elvis) y David Serrano y comenzó el ascenso desde la población italiana de Courmayeur hacia el Val de Veny.

El ascenso al Mont Blanc

En el primer día de ascenso y rumbo al Refugio Gonella, la aventura casi termina en tragedia, al momento en que Paola no pudo aferrarse en el medio del camino y cayó por más de 20 metros.

La argentina estuvo a punto de caer al precipicio, pero logró frenar a tiempo, a pocos metros de lo que hubiera sido una muerte segura.

Desde allí, pudo ser socorrida por sus compañeros, y terminó con golpes, un par de dedos quebrados y un yeso en una de sus manos.

La palabra de Paola Ozán

En sus redes sociales, la cordobesa, amante del trail running y el deporte, expresó:

Justo en ese momento, se acabó la travesía para Mont Blanc. A dos horas de llegar al refugio, por esa ladera de nieve y hielo, me resbalé para abajo. En la foto pueden ver que me sostengo del piolet, tratando de subir los pies. Ninguna de las dos cosas funcionó. Caí unos 15 o 20 metros, empecé a rodar hasta las rocas y quedé a muy poco del precipicio.
La sensación mientras caía era desesperante, lo primero que pensé fue ‘necesito enganchar el piolet’. Y el segundo pensamiento era ‘no dejo de caer’… una caída interminable.
Mi último pensamiento fue: estoy chocando contra todo.
No sentía los golpes. Cuando todo se detuvo, aún consciente, quedé unos segundos quieta, pensando ‘tengo que comprobar que puedo moverme’. Moví los brazos primero, pero la mano izquierda estaba deformada y no podía moverla, solo algunos dedos. Me arrodillé y me volví a sentar. Las piernas no se me rompieron.
Miré hacia abajo y sí, tenía el precipicio a mis pies. Miré hacia arriba, los chicos estaban en shock. Jonás, uno de los integrantes de la expedición, bajaba por el final del hielo, dando la vuelta, para aproximarse.


A pesar del susto y el dolor, me di cuenta de que había tenido suerte. El precipicio estaba a solo unos metros, y aunque tenía la mano lesionada, podía moverme. Jonás llegó hasta mí y, juntos, evaluamos la situación. Aunque asustados, sabíamos que teníamos que mantener la calma. Me ayudó a estabilizarme y comenzamos a planificar cómo ascender con seguridad.
El resto del grupo, aún en shock, empezó a reorganizarse para ayudar. Con precaución y trabajo en equipo, logramos regresar al sendero seguro. La travesía había terminado abruptamente, pero estaba VIVA!

Luego les subo un video, gracias por sus llamadas, perdón que no pude contestar a todos !